martes, noviembre 14, 2006

Del hombre común al Iniciado: Los doce trabajos de Hércules

Tránsito a través de los Signos
(Como un escenario en el drama desempeñado en cada Signo, esta breve reseña parece integrar la Serie de Hércules)

El progreso de Hércules desde el plano material, a través del plano emocional o del deseo, y hacia afuera en la manifestación física, y luego su tránsito a través de los doce signos, y por medio de los doce trabajos, hasta el punto donde se vuelve un inspirado Iniciado, puede ser bosquejado para nosotros brevemente en la siguiente representación:
En Aries (21 marzo ‑ 20 abril*, el Carnero), a través de la captura de las Yeguas Devoradoras de Hombres, lo vemos hacer su partida, reaccionar al impulso del pensamiento, y aprender algo del control de la mente. Como el discípulo inteligente, él empieza su carrera, comenzando con un indefinido impulso espiritual hacia la justicia y terminando como el salvador del mundo.
En Tauro (20 abril ‑ 20 mayo*, el Toro), él tiene que conocer la naturaleza del deseo, tiene que trasmutarla en aspiración, que dominar el sexo, y usarlo rectamente, y así capturar al Toro de Creta. Este fuerte impulso, y la potencia de la atracción, es, como veremos, lo que produce la gran ilusión, pero lo que puede, eventualmente, volverse la causa de la iluminación.
Pasando al signo de Géminis (21 mayo ‑ 20 junio*, los Gemelos), el progreso del discípulo, hasta aquí subjetivo y caracterizado por el pensamien­to y el deseo, resulta en la expresión en el plano físico. En este signo él llega al conocimiento de sí mismo como una personalidad y recoge las manzanas de oro del conocimiento, subordinando a su empresa los tres aspectos del yo personal inferior, el cuerpo físico, la naturaleza del deseo‑sentimiento y la mente.
En Cáncer (21 junio ‑ 21 julio*, el Cangrejo), la facultad superior de la intuición es puesta en juego, y esto está simbolizado para nosotros en la captura de la elusiva Gama o Cierva, sensible y difícil de encontrar. En sus cielos previos de experiencias de la vida, él ha trasmutado el instinto en intelecto, pero ahora como el discípulo, debe trasmutar el intelecto en intuición. Las correspondencias superiores de todos los poderes inferiores tienen que ser desarrolladas y utilizadas.
Así equipado, en Leo (22 julio ‑ 21 agosto*, el León), emprende el más conocido de sus trabajos, el matar al León de Nemea. Él demuestra en esta prueba el poder de hacer dos cosas y prueba a su vigilante maestro. Euristeo, que su personalidad reenfocada y coordinada se caracteriza por ese decidido coraje que es el don de la gente nacida en este signo, y atestigua también a través de este trabajo que lo inferior puede estar subordinado a lo superior. A través del servicio prestado y de la sensatez de su proceder, da una garantía de la fuerza de su propósito.
Nosotros podríamos considerar a estos cinco trabajos, en Aries, Tauro, Géminis, Cáncer y Leo, como cubriendo todo el período del Sendero del Noviciado y el matar al León de Nemea es el clímax de esa parte de la lucha. Ahora está listo para caminar el Sendero del Discipulado, en el cual Cristo, el morador, se revela gradualmente, la materia es firmemente subordinada a los usos del alma, y el aspecto forma viene a ser considerado simplemente como la madre del Cristo Niño. Este progresivo conocimiento empieza en Virgo, el sexto signo, el signo del pesebre, y se consuma en Capricornio, el décimo signo, el signo del nacimiento de todos los dioses del sol. En el Sendero del Discipulado, él tiene que demostrar, en segundo lugar, que ha vencido a la ilusión, que el mágico hechizo que impone la materia sobre el espíritu no lo engaña más. Esto es mostrado dramáticamente en el trabajo realizado en Escorpio, al matar a la Hidra de Nueve Cabezas. Después de Capricornio, se vuelve un servidor de la humanidad, consagrado al trabajo de la Jerarquía, y esta dedicación espiritual al servicio, encuentra su expresión en los dos últimos signos del círculo zodiacal, los de Acuario y Piscis.
En Virgo (22 agosto ‑ 21 septiembre*, la Virgen), por lo tanto, el primero de los signos del discípulo, realiza su sexto trabajo, y se apodera del cinturón de Hipólita, la Reina de la Amazonas. Es interesante señalar que el primer trabajo en el sendero probatorio empezó con un fracaso parcial, en Aries, y el primer trabajo en el Sendero del Discipulado en Virgo, es también "hecho, pero mal hecho". El discípulo nunca debe abandonar su guardia, pues siempre está el peligro del error y la equivocación. Sus verdaderas virtudes pueden llegar a ser su problema y se nos dice que es posible aun para un elevado iniciado hijo de Dios desistir del sendero de la Realización. Su fracaso es, sin embargo, sólo temporario. Nuevas oportunidades aparecen. La consecuencia de su equivocación ha sido la demora, pero al día de la restauración y de la renovación se repetirá inevitablemente. En Virgo noso­tros hemos descrito la preparación para la primera iniciación, el nacimiento del Cristo, llamado en la cristiandad, el nacimiento de Cristo en el corazón. Esto es un acontecimiento en el plano físico como así también muy transcen­dental, como lo encontramos cuando estudiamos los signos de Virgo y Capricornio.
En Libra (22 septiembre ‑ 21 octubre*, la Balanza), Hércules captura al jabalí y a través de la realización de este trabajo, demuestra su aptitud para tomar la segunda iniciación, la que concierne al cuerpo emocional. El equi­libra los pares de opuestos y lo demuestra de una manera divertida y simbó­lica. Prueba que la estabilidad y el equilibrio tienen ahora características acabadas y que es apto para emprender la tremenda tarea preparada para él en el signo siguiente.
En Escorpio (23 octubre ‑ 22 noviembre*, el Escorpión), entra en su prueba suprema, que es también la prueba suprema para la humanidad, y que, si estudiamos los tiempos y estaciones, aparece como aquella a la que la humanidad está sometida en el presente. El problema que Hércules tenía por delante era su emancipación de la ilusión y la liberación de la percepción de las brumas y miasmas del espejismo y las apariencias detrás de las cuales la Realidad misma se oculta. En este signo él pasa exitosamente a través de su más grande prueba y de allí en adelante su problema cambia. Ha controlado el deseo y ha demostrado su capacidad para vencerlo; está estabilizado y equilibrado en su punto de vista; ahora, porque no es engañado más por las apariencias y porque puede caminar unidireccionalmente en la Luz, él se vuelve un trabajador del mundo.
Esta unidireccionalidad está demostrada para nosotros en Sagitario (23 noviembre ‑ 22 diciembre*, el Arquero), donde tenemos la consumación de la tarea empezada en Aries, que era el uso correcto y el control del pensa­miento. En Aries él capturó a las Yeguas Devoradoras de Hombres y la dedicó a su uso. Ahora ahuyenta a las aves de Estinfale, Devoradoras de Hombres y pone fin a todas las inclinaciones a usar el pensamiento destruc­tivo.
En Capricornio (23 diciembre ‑ 20 enero, la Cabra), se vuelve un iniciado y aparece ante el mundo como un salvador, un liberado hijo de Dios, capaz de trabajar en el Infierno, en la Tierra o en el Cielo. Saca a Cerbero del Hades, y a través del simbolismo del perro de tres cabezas, retrata la elevación al Cielo de la personalidad, el triple aspecto material. Así demuestra que ha logrado el desarrollo necesario y experimentado las pruebas fortalecedoras que lo capacitarán exitosamente para pasar a través de la: experiencia de la tercera iniciación, la de la Transfiguración.Los dos signos siguientes, Acuario y Piscis, nos muestran al liberado Hércules en su trabajo, la salvación del mundo. Sus pruebas no son más personales e individuales, sino que son universales en su aplicación y nos demuestran la inclusividad de la conciencia y la vastedad de los métodos empleados por el discípulo que ha trepado la montaña en Capricornio y no tiene más problemas personales.
En Acuario (21 enero ‑ 19 febrero*, el Aguador), Hércules, limpió los establos de Augías desviando un río a través de ellos. Estos no habían sido limpiados por muchos años. Así él vertió simbólicamente las aguas purifica­doras en servicio del hombre. Este es el importante signo en el cual estamos entrando ahora; el más bajo de todos los trabajos cae dentro de este signo, próximo al más culminante de todos los trabajos. Uno puede pensar con reverencia en Jesús el Cristo lavando los pies de sus discípulos, después de seguir al hombre con el cántaro de agua en sus hombros, dentro de la habitación superior.
En Piscis (20 febrero ‑ 20 marzo*, los Peces), encontramos por contraste el símbolo más elevado, pues aquí Hércules capturó el Rebaño Colorado, lo colocó en una copa de oro (el Santo Grial), y lo llevó hasta el Templo. Tal es la belleza que corona al signo en que el hombre se vuelve un salvador del mundo, habiendo sido redimido y trascendido todo lo que es animalidad. (Interpolado).Este corto análisis de los doce trabajos, nos dará un cuadro algo sintético del trabajo hecho por cada discípulo que está realmente dispuesto a perse­verar a medida que progresa de Aries a Piscis. Es un arduo trabajo, lento y llevado adelante con grandes dificultades, y a menudo en ciega ignorancia de las fuerzas liberadas y de los resultados que se lograrán. Pero paso a paso el aspirante es conducido a lo largo del sendero del autoconocimiento. Su carácter y su naturaleza han sido probados y ensayados hasta que las cualidades que caracterizan la forma, han sido transmutadas en aquellas que revelan el alma.
* Las fechas que se dan son aproximadas, ellas pueden variar de acuerdo a diferentes autoridades.

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